jueves, 15 de enero de 2015

Simón Rodríguez: El maestro que formó para la libertad, para la justicia, para lo grande

El 19 de enero de 1824, el libertador Simón Bolívar envió una carta al gran maestro venezolano Simón Rodríguez, fecha en la que cumplían poco más de 18 años sin verse y Bolívar, quien tres años antes había logrado la gesta independentista en el histórico Campo de Carabobo, mantenía intactos los valores de libertad y justicia inculcados por este hombre que influyó en su formación académica, humana, política, filosófica. Y es que fueron esas primeras letras las que llevaron al libertador a empeñarse en esa idea emancipadora que no era nada sin la educación, la enseñanza, la formación. Esta carta que Bolívar escribió en Pativilca, Perú, tenía claro lo que este eminente pensador, escritor y educador venezolano, reconocido como maestro de América, había significado en su vida, reflexión que es válida recordar este 15 de enero cuando se celebra el Día del Maestro, el día de quienes como Rodríguez se dedican al oficio de educar, con paciencia y tesón, a las nuevas generaciones. “Usted maestro mío, cuánto debe haberme contemplado de cerca aunque colocado a tan remota distancia, con qué avidez habrá seguido usted mis pasos dirigidos muy anticipadamente por usted mismo. Usted formó mi corazón para la libertad, para la justicia, para lo grande, para lo hermoso. Yo he seguido por el sendero que usted me señaló. Usted fue mi piloto…”, expresó Bolívar. Fue tanto su compromiso como maestro y mentor que el 15 de agosto de 1805, Simón Rodríguez acompañó a Bolívar en el Juramento del Monte Sacro, pronunciamiento en el que el libertador ratificó su compromiso con la causa independentista de Venezuela y América Latina. “¿Se acuerda Ud. Cuando fuimos juntos al Monte Sacro en Roma a jurar sobre aquella tierra santa la libertad de la patria? Ciertamente no habrá Ud. olvidado aquel día de eterna gloria para nosotros; día que anticipó por decirlo así, un juramento profético a la misma esperanza que no debíamos tener”, escribió Bolívar en la misma carta enviada en 1824, tras enterarse del regreso de su maestro a América. Y es que Rodríguez volvía luego de 20 años en Europa, donde llevó su pensamiento enfocado en la construcción de escuelas que enseñaran a trabajar y producir, a formar niños pensantes, autónomos y comprometidos con el bienestar de todos. “Enseñen a los niños a ser preguntones, para que pidiendo el porqué de lo que se les manda hacer, se acostumbren a obedecer a la razón; no a la autoridad como los limitados, ni a la costumbre, como los estúpidos”, dijo el propio Rodríguez. Sus ideas innovadoras que habían surgido en una época difícil, hace más de 200 años, condujeron a que éste fuera tildado de loco. “Hace 24 años que estoy hablando, y escribiendo pública y privadamente, sobre el sistema Republicano, y, por todo fruto de mis buenos oficios, he conseguido que me traten de loco”, reclamó en 1848, en Colombia al exponer sus criterios sobre la educación republicana, recogidos luego en el texto O inventamos, o erramos, editado en 2008 por el Ministerio del Poder Popular para la Cultura. A pesar de esto, Rodríguez bregó hasta el final de sus días por una educación propia, original, popular, republicana. Célebre es su pensamiento: ‘O inventamos o erramos’ que titula el libro editado en 2008 y que, como en los albores de la independencia, se mantiene vigente, ahora que Venezuela construye un modelo de justicia social independiente, sin calcos, ni copias. Educación para todos El pensamiento del maestro Simón Rodríguez fue retomado por el también maestro venezolano Luis Beltrán Prieto Figueroa, quien siempre promovió un sistema educativo nacional que permitiera brindar oportunidades iguales a todos los ciudadanos. Prieto Figueroa formó parte de la Junta Patriótica Revolucionaria de Gobierno que nació tras ser derrocado el presidente Isaías Medina Angarita (1941-1945). Por ello, fue designado por el entonces presidente de la República, Rómulo Gallegos (1948-1953), como ministro de Educación, desde donde se dedicó a trabajar por una educación inclusiva. Este importante educador y político, oriundo del estado Nueva Esparta, escribió los principios que debían regir la educación venezolana, como fue el caso del Estado Docente, en el que planteaba que el Estado debía intervenir por derecho propio en la organización de la educación nacional. “El Estado interviene, por derecho propio, en la organización de la educación del país, y orienta, según su doctrina política, esa educación. Depende la orientación de una escuela de la orientación política del Estado. Si el Estado es nazista, la escuela es nazista. Si el Estado es falangista, la escuela es falangista. Y si el Estado es democrático, la orientación de la escuela necesariamente tiene que ser democrática”, señaló. Prieto también promovió la creación de la librería Magisterio, que colocó en el país textos de la escuela nueva, así como también otras iniciativas: el Consejo Nacional de Universidades, el Instituto de Mejoramiento Profesional, la primera Escuela de Teatro de Venezuela y el Instituto Nacional de Capacitación y Educación Socialista (Inces), este último con base en valores para el trabajo y la producción que habían sido expuestos por Rodríguez. En honor a ese legado del maestro Prieto a la educación, el Gobierno venezolano anunció recientemente la construcción de 1.500 Ciudades Escolares en los próximos 10 años. La infraestructura estará inspirada en el concepto del influyente político, educador y poeta, de desarrollar una educación integral. Maestros son la columna vertebral El pensamiento de Rodríguez y Prieto es rememorado este 15 de enero cuando los más de 500.000 maestros del país conmemoran su día. La fecha se celebra en Venezuela desde 1945 para recordar la creación de la Sociedad Venezolana de Instrucción Pública, que se fundó el 15 de enero de 1932 y cuatro años después se convirtió en la Federación Venezolana de Maestros. Su primer presidente fue el educador y dirigente gremial Miguel Suniaga. Luis Beltrán Prieto Figueroa fue el secretario de esta primera directiva. A esos maestros, columna vertebral del sistema educativo, también se les reconocen los logros alcanzados durante estos últimos años, como es el caso de los más de 6 millones de estudiantes que reciben formación en escuelas y liceos públicos del país. Y es que en los primeros 15 años de Revolución Bolivariana, la matrícula en educación inicial, que incluye niños de entre tres a seis años de edad, pasó de 45 a 77%; la primaria, entre seis a 12 años, se incrementó de 86 a 96%; la secundaria, que abarca a jóvenes de entre 12 y 18 años, subió de 48 a 76%, mientras que el número de universitarios se incrementó en 294%, evidente muestra de las conquistas educativas en Venezuela, un país cada vez más comprometido con la educación gratuita y de calidad. Hoy, cuando se celebra el Día del Maestro, seguramente muchos recuerdan a quienes como Rodríguez también dejaron enseñanzas y valores. Maestros que han servido de guía, de pilotos, de conductores de vida, por eso, cada día llaman a la reflexión, al encuentro, al estudio, al aprendizaje constante, a la búsqueda, a lo nuevo, a lo nuestro. Esa es la verdadera libertad. AVN

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