viernes, 17 de octubre de 2014

Obra de Nietzsche inspiró al comandante Chávez a reafirmar la vida como valor revolucionario por Pedro Ibáñez

 
Caracas, 15 Oct. AVN.- La voluntad de vivir en la infinitud del tiempo fue uno de los conceptos filosóficos de mayor trascendencia legado por Federico Nietzsche, quien creó las nociones del Eterno retorno y el Superhombre, cuya complejidad aparente constituye en realidad una lección sobre la afirmación de la vida y el proceder del ser humano a lo largo de su existencia.
Nietzsche, lector avezado del filósofo Arthur Shopenhauer y admirador de la obra musical de Richard Wagner, nació el 15 de octubre de 1844 en Sajonia, Alemania, en una etapa del siglo XIX cuando irrumpió la industrialización, decayó la influencia social de la iglesia, se dio inicio a la conformación de los movimientos obreros y el desarrollo de las ciencias como fuente de la verdad.
Sus escritos, no muy divulgados mientras vivió, tienen el influjo del Romanticismo, basados en una ponderación mayor de los sentimientos sobre todos los aspectos de la existencia humana, especialmente a través del amor a la vida y el uso de los sentidos para comprender el mundo.
La distorsionada interpretación de su obra ocurrió luego de la Primera Guerra Mundial, bajo la responsabilidad de su hermana Elizabeth Föster-Nietzsche, con el fin de justificar desde la filosofía regímenes fascistas como el Nazismo alemán, que se apropió del concepto de la "voluntad de poder" y el "superhombre", cuya explicación manipulada produjo repudio en algunos movimientos políticos y círculos académicos.
Sin embargo, una de las varias interpretaciones ajustadas de su obra —ya trabajada por intelectuales como José Carlos Mariátegui, Michel Foucault y Pedro Duno— fue la ofrecida al pueblo venezolano por el líder socialista Hugo Chávez, durante su etapa de tratamiento médico en 2011, luego de recibir en La Habana, de manos de Fidel Castro, un ejemplar de Así habló Zaratustra.
Esta lectura compartida con los venezolanos resaltó especialmente la afirmación de la vida por encima de todos los valores y sobre esta idea el líder bolivariano comenzó a trazar su camino desde la reflexión. "Todos los días me levanto y leo un rato a Nietzsche porque es un pulverizador de esa falsa moral que convierte al hombre en camello, no seamos camellos", exclamó Chávez en julio de 2011, "Seamos leones, símbolo del hombre revolucionario".
El Eterno retorno
La noción del Eterno retorno se basa en un concepto cíclico de la historia que establece que los hechos volverán a ocurrir mediante otras circunstancias pero con similitud, retornando eternamente para lograr la perfección luego de superar situaciones inicialmente erróneas.
Esta noción propuesta por Nietzsche, es encarnada en el personaje Zaratustra, quien descubre dicha perspectiva temporal, donde existe un principio y un fin, que a su vez produce un reinicio del principio, lo que induce a la reflexión moral de elegir una forma de vivir que no sea dolorosa para cuando toque repetirla.
"Vendré eternamente de nuevo a esta misma e idéntica vida, en lo más grande y también en lo más pequeño, para enseñar de nuevo el eterno retorno de las cosas", dice Zaratustra al despertar del desmayo que le produjo la impresión de esta perspectiva del tiempo que le tocó descubrir.
La interpretación hecha por el líder venezolano tomó el concepto del eterno retorno para profundizar la idea de que dicha repetición constituye un regreso constante, como lo decretó en el momento de su muerte el líder aymara de la resistencia indígena Tupác Katari, cuando gritó al ser descuartizado en sus extremidades por caballos: "Hoy muero, pero volveré hecho millones".
Una frase en similar sentido la cita Ignacio Ramonet en su artículo "Chávez en campaña", publicado en agosto de 2012 por Le Monde Diplomatique, para referirse a uno de sus discursos durante la campaña presidencial del 7 de octubre.
"Soy como el eterno ­retorno de Nietzsche, porque en realidad yo vengo de varias muertes... Que nadie se haga ilusiones, mientras Dios me dé vida estaré luchando por la justicia de los pobres, pero cuando yo me vaya físicamente me quedaré con ustedes por estas calles y bajo este cielo. Porque yo ya no soy yo, me siento encarnado en el pueblo. Ya Chávez se hizo pueblo y ahora somos millones".
Este concepto, que realmente se erige en una afirmación suprema de la voluntad de la vida, armoniza con el del superhombre, que es la superación del propio ser, a sabiendas de enfrentar una vida que se repetirá eternamente, con el propósito de trascender a un estadio superior, más allá del hombre.
"Nosotros tenemos que superarnos a nosotros mismos como puente hacia el hombre bueno, hacia el escalón más alto de la especie humana, diría el Ché Guevara", expresaba Chávez en reunión de trabajo con su gabinete, el 29 de junio de 2011, "El Revolucionario, es decir nosotros, el socialista, si lo quieren más amplio, el humanista, el humano llevado a lo superior y de ahí súper hombre".
Chávez dio un influjo a esta nueva interpretación de la filosofía de Nietzsche, quien hoy cumple 170 años de su natalicio, la cual se reformuló desde el pensamiento del pueblo, en el discurso popular, como herramienta práctica para las conquistas políticas, humanas y la reafirmación de la vida, hasta el retorno.
Pedro Ibáñez AVN 15/10/2014 07:28

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