jueves, 25 de julio de 2013

la fuerza del optimismo

El optimismo es una de las fuentes principales de la “automotivación”. Goleman plantea que las personas dotadas de esta aptitud: Persisten en ir tras la meta, a pesar de los obstáculos y contratiempos. No operan por miedo al fracaso, sino por esperanza de éxito, es decir, se centran más en las oportunidades que en las amenazas. Consideran que los contratiempos se deben a circunstancias manejables, antes que a fallos personales. Señala que la prima hermana del optimismo es la esperanza: saber lo que es preciso hacer para llegar a un objetivo y tener energías para dar esos pasos. Resalta, además, que: “Es una fuerza motivadora primordial y su ausencia resulta paralizante”. 

El optimismo es la clave para hacer realidad todos nuestros objetivos y conseguir que nuestro día a día sea lo más gratificante posible. Es una actitud basada en la manera de percibir y evaluar una situación y sus probables resultados. Entonces, ¿Qué ventajas nos ofrece ver las cosas desde el optimismo? Dividiéndolas en tres áreas, encontramos que los principales beneficios son:

• El optimismo nos aporta una dosis constante de motivación y energía para conseguir nuestros propósitos, tanto personales como profesionales. Además, nos permite aceptar la realidad de una manera más rápida, así como buscar nuevas posibilidades de abordarla. Siendo optimistas, cualquier esfuerzo que realicemos para conseguir nuestros objetivos nos cuesta mucho menos y son, en la mayoría de casos, gratificantes.

• Las decepciones no son un elemento para hundirnos, sino un trampolín para seguir apuntando alto. Los errores, del tipo que sean, son el motor que nos permite seguir luchando por nuestras metas. Además, el optimismo nos ayuda a salir adelante, a resolver mejor los imprevistos, animarnos a afrontar nuevos desafíos y a disminuir el sufrimiento en caso de fracaso. 

• Cuando trabajamos dentro de un equipo, el espíritu optimista, no solo se queda dentro de uno mismo, sino que se transmite y contagia con fuerza. Esto hace que sea más fácil conseguir resultados fructíferos. El optimismo nos permite enfocarnos en descubrir los aspectos positivos de las personas y circunstancias que nos rodean y, con esto, la posibilidad de crear un equipo de trabajo competente, efectivo y compenetrado aumenta considerablemente. Sin duda, hay ocasiones en las que nos cuesta encontrar el optimismo. Con independencia del motivo, debemos dedicar el tiempo necesario a analizar y reflexionar sobre las causas que nos impiden ver las cosas desde una perspectiva positiva, con el objetivo de volver a retomar el camino correcto lo antes posible. Una buena solución, siempre que sea posible, es intentar tener un periodo de desconexión que nos ayude a tomar conciencia de nuestra situación, evitar que la situación empeore y, en muchos casos, a valorar más lo que tenemos. 

La principal diferencia de que existe entre una persona pesimista y una optimista, radica en el enfoque con que aparecen las cosas; los primeros se empeñan en descubrir inconvenientes y dificultades, lo que se refleja en mal humor, desánimo y permanentemente actitud de queja; mientras que el optimista hace ese mismo esfuerzo pero para encontrar soluciones, ventajas y posibilidades. El optimismo es el valor que nos ayuda a enfrentar las dificultades con buen ánimo y perseverancia, descubriendo lo positivo que tienen las personas y las circunstancias, confiando en nuestras capacidades y posibilidades junto con la ayuda que podemos recibir. El optimismo se contagia, y el pesimismo también, por lo que podríamos decir que ser optimista es un deber social, una obligación moral para el logro de sociedades sanas y prósperas. 

En algunas ocasiones se puede llegar a ser pesimista porque se quiere intentar cambiar el mundo, en lugar de servir lo mejor posible a las personas que tiene más cerca, perdiendo la fe en ellas y no otorgándoles la debida caridad manifestada en la confianza en su propia capacidad de mejora. Toda persona de una manera u otra, tiene cualidades para ser optimista, puede estar preocupado dando vueltas a los temas que debe resolver, viendo cómo saca adelante a una persona, un proyecto, una empresa, o quizás pensando cómo puede mejorar las cosas que tiene entre manos, pero nunca está triste. La persona que de momento es pesimista puede comenzar un camino nuevo hacia el optimismo en cualquier instante, si nota que alguien le quiere o si nota que alguien necesita de su amor, y si abre su corazón a Dios. “La vida tiene su lado sombrío y su lado brillante; de nosotros depende elegir el que más nos plazca” Samuel Smiles. 

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